Como quiera que fuese, la princesa le prometió en el acto que se casaría con él para toda la vida, siempre que obtuviera el consentimiento del rey su padre. El rey, sabiendo que su hija sentía gran estimación por Riquete el del Copete, a quien, por lo demás, él consideraba un príncipe muy inteligente y muy sabio, lo recibió complacido como yerno. Al día siguiente mismo se celebraron las bodas, tal como Riquete el del Copete lo tenía previsto y de acuerdo a las órdenes que había impartido con mucha anticipación. Moraleja: Lo que observamos en este cuento más que ficción es verdad pura: En quien amamos vemos talento, todo lo amado tiene hermosura. Conclusión: En alguien puede la naturaleza haber puesto colorido y belleza que jamás el arte logrará igualar. Mas para conmover a un corazón sensible menos puede ese don que la gracia invisible que el amor llega a detectar.
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