Por entre unas matas, seguido de unos perros, no diré corría, volaba un conejo. De su madriguera salió un compañero y le dijo: Tente, amigo, ¿qué es esto?. ¿Qué ha de ser?, responde; sin aliento llego...; dos pícaros galgos me vienen siguiendo. Sí, replica el otro conejo, por allí los veo, pero no son galgos». ¿Pues qué son entonces?, podencos. ¿Qué?. ¿podencos dices?. Sí, como mi abuelo. Galgos y muy galgos; bien vistos los tengo. Son podencos, vaya, que no entiendes de eso. Son galgos, te digo. Digo que podencos. Y en esta disputa llegando los perros, pillan descuidados a los dos conejos. Los que por cuestiones de poco momento dejan lo que importa, llévense este ejemplo. Moraleja: No debemos detenernos en cuestiones frívolas, hay que ir al asunto principal.
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