Pasando por un pueblo de la montaña dos caballeros mozos buscaban posada... De dos vecinos reciben mil ofertas los dos amigos. Porque a ninguna quieren hacer un desaire, en casa de uno y otro van a hospedarse. De ambas mansiones cada huésped la suya a su gusto escoge. La que el uno prefiere, tiene un gran patio, con su gran frontispicio como el de un palacio. Sobre la puerta su escudo de armas tiene hecho de piedra. La del otro, a la vista, no era tan grande: mas dentro no faltaba donde alojarse; como que había piezas de muy buen temple, claras y muy limpias. Pero el otro palacio del frontispicio era, además de estrecho, muy oscuro y frío; mucha portada: y por dentro desvanes a teja vana. El que allí pasó un día mal hospedado, contaba al compañero el fuerte chasco; pero él le dijo: Otros chascos como ese dan muchos libros. Moraleja: Las portadas ostentosas de los libros engañan mucho.
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