Un gallo, muy presumido de luchador valiente, a un pollo algo crecido no sé por qué accidente, tuvieron unas palabras, de manera, que armaron una brava pelotera.
Diose el pollo tal maña, que sacudió al gallo lindamente, quedando ya por suya la campaña.
Y el vencido sultán de aquel serrallo dijo, cuando el contrario no lo oía: ¡Eh! Con el tiempo no será mal gallo; el pobrecillo es muy mozo todavía...
Jamás volvió a meterse con el pollo. Mas en otra ocasión, por cierto embrollo, tuvo un choque con un gallo anciano, guerrero de peleas veterano, apenas le quedó pluma ni cresta; y dijo al retirarse de la fiesta: Si no mirara que es un pobre viejo... Pero chochea, y por piedad le dejo.
Quien se meta en contienda, verbigracia, de asunto literario, a los años no atienda, sino a la habilidad de su adversario.
Moraleja:
No ha de considerarse en un autor la edad, sino el talento.