|
Duérmete, mi niño,
duérmete, mi bien,
porque ya tu madre
va a dormir también.
Duérmete, mi vida,
duérmete, mi amor,
rosa sin espinas
de mi corazón.
Señora Santa Ana,
porque llora el niño
tan enternecido.
Por una manzana
que se le ha perdido.
Yo le daré una,
yo le daré dos;
una para el niño
y otra para vos.
Arroró, la Virgen,
arroró José.
Y los angelitos,
arroró también.
|
|