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Ea, jóvenes, ea.
Seguid, seguid marchando
al templo de Minerva,
a recibir el lauro.
pero ¡qué! ¿os detiene
el ocio y el regalo?
Pues escuchad a Esopo,
mis jóvenes amados:
Envidiando la suerte del cochino,
un asno maldecía su destino.
«Yo, decía, trabajo y como paja;
él come harina, berza, y no trabaja:
a mí me dan de palos cada día;
a él le rascan y halagan a porfia.»
Así se lamentaba de su suerte;
pero luego que advierte
que a la pocilga alguna gente avanza
en guisa de matanza,
armada de cuchillo y de caldera,
y que con maña fiera
dan al gordo cochino fin sangriento,
dijo entre sí el jumento:
«si en esto para el ocio y los regalos,
al trabajo me atengo y a los palos.»
( Autor: Samaniego).
Moraleja: No debes envidiar la suerte de los demás, pues aunque a primera vista parezca que tienen una mejor vida, nunca sabes si acabará peor que la tuya.
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