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    Portada::Ménú General::Cuentos y Fabulas::Fabulas Samaniego

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       El águila y el escarabajo. (1)
         
      

    «Que me matan; favor»: así clamaba
    una liebre infeliz, que se miraba
    en las garras de una águila sangrienta.

    A las voces, según Esopo cuenta,
    acudió un compasivo escarabajo;
    y viendo a la cuitada en tal trabajo,
    por libertarla de tan cruda muerte,
    lleno de horror, exclama de esta suerte:
    «¡Oh reina de las aves escogida!

    ¿Por qué quitas la vida
    a este pobre animal, manso y cobarde?
    ¿No sería mejor hacer alarde
    de devorar a dañadoras fieras,
    o ya que resistencia hallar no quieras,
    cebar tus uñas y tu corvo pico
    en el frío cadáver de un borrico?»

    Cuando el escarabajo así decía,
    la Águila con desprecio se reía,
    y sin usar de más atenta frase,
    mata, trincha, devora, pilla y vase.

    El pequeño animal así burlado
    quiere verse vengado.
    En la ocasión primera
    vuela al nido del águila altanera,
    halla solos los huevos, y arrastrando,
    uno por uno fuelos despeñando;
    mas como nada alcanza
    a dejar satisfecha una venganza,
    cuantos huevos ponía en adelante
    se los hizo tortilla en el instante.

    La reina de las aves sin consuelo,
    remontaba su vuelo,
    a Júpiter excelso humilde llega,
    expone su dolor, pídele, ruega
    remedie tanto mal; el dios propicio,
    por un incomparable beneficio,
    en su regazo hizo que pusiese
    el águila sus huevos, y se fuese;
    que a la vuelta, colmada de consuelos,
    encontraría hermosos sus polluelos.

      

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