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Las programaciones dedican muchas horas a la prensa del corazón, a hacer famosas personas con vidas poco edificantes y a debates, con temas frívolos y sin ningún contenido trascendente. Lo que priva actualmente es, muchas veces, la vulgaridad y la carencia de respeto entre los participantes, y pobreza en el lenguaje. También hay escenas que afectan la sensibilidad de nuestros hijos y hijas.
El problema grave sería que se acostumbraran a verlas sin que los impresionaran. Debemos de estar dispuestos en este espacio de la educación de nuestros hijos, buscando otras alternativas divertidas e instructivas a la vez y adhiriéndonos a campañas de protesta, que busquen la mejora de la programación de las televisiones.
(Fuente: Web - Autora: Victoria Cardona i Romeu).
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