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Una gallinita ciega a un pocito se cayó, y según se iba ahogando decía: clo, clo, clo. No me importa la gallina, ni el dinero que costó, me importan los pobres pollitos que la gallina dejó. Como eran tan chiquitos decían: pío, pío, pío; como eran pequeñitos tenían hambre y frío.
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