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Eso es lo principal, como piensan casi todos los que viven en esta Tierra». Los cisnes salvajes llegan con ruidoso vuelo y cantan lo grande y lo hermoso que brota aún de los pensamientos y corazones de los hombres que moran en la ciudad sepultada bajo la nieve. No reina allí la muerte: la vida fluye, lo percibimos en los acordes, que nos llegan como sones de órgano y nos impresionan como el rumor de la «Colina de los elfos», como los cantos de Ossian, como el estruendoso aleteo de las valquirias. ¡Qué armonía! Habla a nuestros corazones, eleva nuestros pensamientos, oímos el pájaro de la canción popular. Y en este momento nos llega del cielo el hálito de Dios, se abren las nevadas montañas, el sol penetra en su masa, viene la primavera, los pájaros vuelven en nuevas generaciones, pero con las mismas melodías patrias. Escucha la epopeya del año: el poder de la nieve, el grávido sueño de la noche invernal, todo se esfuma, todo se levanta en el canto maravilloso del pájaro de la canción popular, que nunca morirá. (Autor: Hans Christian Andersen) |