- Buenas noches, madre. - Buenas noches, Juan. ¿Dónde estuviste?. - Con Margarita estuve. - ¿Qué le llevaste?. - Llevar, nada. - ¿Qué te ha dado Margarita?. - Nada me dio; se vino conmigo. - ¿Y dónde has dejado a Margarita?. - La he llevado atada de una cuerda; la amarré al pesebre y le eché hierba. - Hiciste una tontería, Juan; debías ponerle ojos tiernos. - No importa, madre; otra vez lo haré mejor. Juan va al establo, saca los ojos a todas las terneras y ovejas y los pone en la cara de Margarita. Margarita se enfada, se suelta y escapa, y Juan se queda sin novia.
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