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Cercado de muchachos
y jugando a las nueces,
estaba el viejo Esopo
más que todos alegre.
«¡Ah pobre! ya chochea»,
le dijo un Ateniense.
En respuesta, el anciano
coge un arco que tiene
la cuerda floja, y dice:
«Ea, si es que lo entiendes,
dime, ¿qué significa
el arco de esta suerte?»
Lo examina el de Atenas,
piensa, cavila, vuelve,
y se fatiga en vano
pues que no lo comprende.
El frigio victorioso
le dijo: «Amigo, advierte
que romperás el arco
si está tirante siempre;
si flojo, ha de servirte
cuando tú lo quisieres.»
Si al ánimo estudioso
algún recreo dieren,
volverá a sus tareas
mucho más útilmente.
( Autor: Samaniego).
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