|
Érase un búho, dechado de egoísmo el más perfecto, de todo siempre esquivado, cual si diera resfriado su agrio, antipático aspecto. "¿Por qué me aborrecerán?" Dijo irritado y confuso a un palomito galán. "Por culpa tuya", él repuso: "Ama, oh, búho y te amarán".
|
|