|

Recoge un pescador su red tendida,
y saca un pececillo. «Por tu vida,
exclamó el inocente prisionero,
dame la libertad: sólo la quiero,
mira que no te engaño,
porque ahora soy ruín; dentro de un año
sin duda lograrás el gran consuelo
de pescarme más grande que mi abuelo.
¡Qué! ¿te burlas? ¿te ríes de mi llanto?
Sólo por otro tanto
a un hermanito mío
un Señor pescador lo tiró al río.»
«¿Por otro tanto al río? ¡qué manía!
Replicó el pescador: ¿pues no sabía
que el refrán castellano
dice: ¡Más vale pájaro en la mano...!
A sartén te condeno; que mi panza
no se llena jamás con la esperanza.»
( Autor: Samaniego).
|
|