Había una vez una niña que tenía una conejita llamada Rose. Ella y la conejita hacían todo juntas, saltaban, jugaban y cuando era hora de dormir la niña siempre la acostaba en la cama.
Cuando un día la niña se despertó y vio que la conejita no estaba, pensó que se había levantado más temprano y que estaba en la cocina.
Cuando la niña baja a la cocina se encuentra con que la conejita no estaba y salió a buscarla.
Buscó días y no la encontró. Hasta que un día, un niño llamado Damián la encontró en la puerta de su casa. La niña estaba muy feliz de haberla recuperado y le dio las gracias a Damián. Y para agradecerle lo invito a cenar.
Ellos hablaron y hablaron hasta que el día se oscureció por completo y Damián se fue a su casa, pero la niña le dijo: mañana tu y yo jugaremos juntos. ¿No? y la conejita contesto los tres !!!