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Don Renacuajito mirando este asalto Tomó su sombrero, dio un tremendo salto Y abriendo la puerta con mano y narices, Se fue dando a todos noches muy felices Y siguió saltando tan alto y aprisa, Que perdió el sombrero, rasgó la camisa, se coló en la boca de un pato tragón y éste se lo embucha de un solo estirón Y así concluyeron, uno, dos y tres Ratón y Ratona, y el Rana después; Los gatos comieron y el pato cenó, ¡y mamá Ranita solita quedó!
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