Una tarde fresquita de mayo, cogí mi caballo y me fui a pasear, por la senda donde mi morena, sencilla y risueña, solía pasear.
Yo la vi que cortaba una rosa, yo la vi que cortaba un clavel, yo la dije: jardinera hermosa, tírame una rosa del fresco verdel, yo la dije: jardinera hermosa, tírame una rosa del fresco verdel.