Tienen algunos un gracioso modo de aparentar que lo saben todo; pues cuando oyen, o ven una cosa, por más nueva que sea y primorosa, muy trivial y muy fácil la suponen, y a tener que alabarla no se exponen. Esta casta de gente no se me ha de escapar, por vida mia, sin que lleve su fábula corriente, aunque gaste en hacerla todo el dia.
A la pulga la hormiga refería lo mucho que se afana, y con que tareas el sustento gana; de que suerte fabrica el hormiguero; cual es la habitación, cual el granero; cómo el grano cada día acarrea, repartiendo entre todas la tarea; con otras menudencias muy curiosas, que pudieran pasar por fabulosas, si las diarias experiencias no las acreditasen de evidencias.
A todas sus razones contestaba la pulga, no diciendo mas que éstas, u otras expresiones: Pues ya; sí; se supone; bien; lo entiendo; ya lo decía yo; sin duda; es claro; ya ves que en eso no hay nada de raro.
La hormiga, se salió de sus casillas al oir estas vanas respuestillas, dijo a la pulga: amiga, pues yo quiero que venga usted conmigo al hormiguero. Ya que con ese tono de maestra todo lo facilita y da por hecho, si quiera que para muestra, ayúdenos en algo de provecho.
La pulga, dando un brinco muy ligera, respondió con grandísimo desuello: ¡Miren que friolera!. ¿Y tanto piensas que me costaría?. Todo es ponerse á ello... pero.... tengo que hacer.... Hasta otro dia.
Moraleja:
Para no alabar las obras buenas, algunos las suponen de fácil ejecución.