Calla tú, pajarillo vocifero, dijo el cisne al jilguero, ¿Tu cantar me provoca, cuando sabes que de mi voz la dulce melodía no ha tenido igual entre las aves?.
El jilguero sus trinos repetía; y el cisne expresaba: ¡Qué insolencia!. ¡Miren cómo me insulta el musiquillo! si con soltar mi canto no le humillo, de gracias a mi gran prudencia.
¡Ojalá que cantaras!, respondió por fin el pajarillo. ¡Cuánto no admirarías, con las cadencias raras, que ninguno asegura haberte oído, aún logrando más fama que las mías!.
Quiso el cisne cantar, y dió un graznido. ¡Gran cosa!. Ganar crédito sin ciencia, y perderle en llegando a la experiencia.