Siempre acostumbra hacer el vulgo necio de lo bueno y lo malo igual aprecio. Yo le doy lo peor, que es lo que alaba.
De este modo sus hechos disculpaba un escritor de farsas indecentes; y un taimado poeta que lo oía, respondió en los términos siguientes:
Al humilde jumento su dueño daba paja, y le decía: Toma, pues que con eso estás contento. Díjolo tantas veces, que ya un día se enfadó el asno, y replicó: Yo tomo lo que me quieres dar; pero, hombre injusto, ¿piensas que sólo de la paja gusto? Dame grano, y verás si me lo como.
Sepa quien para el público trabaja, que tal vez a la plebe culpa en vano, pues si en dándola paja, come paja, siempre que la dan grano, come grano.
Moraleja:
Quien escribe para el público, y no escribe bien, no debe fundar su disculpa en el mal gusto del vulgo.