Para pasar el tiempo congregada una tertulia de animales varios, que también entre brutos hay tertulias, mil especies en ella se tocaron.
Hablose allí de las diversas prendas de que cada animal está dotado. Éste a la hormiga alaba, aquél al perro, quién a la abeja, quién al papagayo.
No, dijo el avestruz: en mi dictamen no hay mejor animal que el dromedario. El dromedario dijo: Yo confieso que sólo el avestruz es de mi agrado.
Ninguno adivinó por qué motivo ambos tenían un gusto tan extraño. ¿Será porque los dos abultan mucho? ¿O por tener los dos cuellos tan largos? ¿O porque el avestruz es algo simple, y no muy advertido el dromedario? ¿O bien porque son feos uno y otro? ¿O porque tienen en el pecho un callo? O puede ser también... No es nada de eso, la zorra interrumpió: ya di en el caso. ¿Sabéis por qué motivo el uno al otro tanto se alaban? Porque son paisanos.
En efecto, ambos eran berberiscos; y no fue juicio, no, tan temerario el de la zorra, que no pueda hacerse tal vez igual de algunos literatos.
Moraleja:
También en la literatura suele dominar el espíritu de paisanaje.