Un oso con que la vida ganaba un Piamontés, la no muy bien aprendida danza ensayaba con los pies. Queriendo hacer de persona, dijo a una mona: ¿Qué tal?. Era fea la mona, y respondióle: muy mal. Yo creo, replico el oso, que me haces poco favor. ¿Pues qué, mi aire no es garboso?. ¿No hago el paso con primor?. Estaba el cerdo presente, y dijo : ¡Bravo!. ¡bien va!. Bailarin mas excelente no se ha visto, ni se verá. Echó el oso, al oir esto, sus cuentas entre sí, y con ademán modesto hubo de exclamar así: Cuando me desaprobaba la mona, llegué á dudar: más ya que el cerdo me alaba, muy mal debo de bailar. Guardó para su regalo esta sentencia un autor: Si el sabio no aprueba, malo!, si el necio aplaude, peor!. Moraleja: Nunca una obra se acredita tanto de mala, como cuando la aplauden los necios.
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