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Saliendo del colmenar, dijo al cuclillo la abeja: Calla, porque no me deja tu ingrata voz trabajar. No hay ave tan fastidiosa en el cantar como tú: cucú, cucú y más cucú, y siempre una misma cosa ¿Te cansa mi canto igual? (el cuclillo respondió:) Pues a fe que no hallo yo variedad en tu panal; y pues que del propio modo fabricas uno que ciento, si yo nada nuevo invento, en ti es viejísimo todo. A esto la abeja replica: En obra de utilidad, la falta de variedad no es lo que más perjudica; pero en obra destinada sólo al gusto y diversión, si no es varia la invención, todo lo demás es nada. Moraleja: La variedad es requisito indispensable en las obras de gusto.
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