En cierta catedral una campana había que sólo se tocaba algún solemne día. Con el mas recio son y pausado compás cuatro golpes, o a lo más tres solía dar. Por esto, y ser mayor de la ordinaria marca, celebrada fué siempre en toda la comarca.
Tenía la ciudad en su jurisdiccion una aldea infeliz, de corta población, siendo su parroquial una pobre iglesita con chico campanario a modo de ermita; y un rajado esquilón, en medio de él, era quien allí hacía el principal papel.
A fin de que imitase aqueste campanario al de la catedral, dispuso el vecindario que despacio, y muy poco el dichoso esquilón se hubiese de tocar sólo en tal cual funcion. Y pudo tanto aquello en la gente aldeana, que el esquilón pasó por una gran campana.
Muy verosímil es; pues que la gravedad suple en muchos así por la capacidad. Dígnanse rara vez de despegar sus labios, y piensan que con esto imitan a los sabios.
Moraleja:
Con hablar poco y gravemente, logran muchos opinión de hombres grandes.